Inicio mi post de forma algo violenta, pero me gusta que las cosas sean lo más simple posible. Todos los días tomamos decisiones, desde las más tontas como que ropa usar, hasta las más complejas como a quién decidimos amar. De eso trata toda esta revuelta existencial... decidir.
Mi vida siempre fue turbulenta. Desde que tengo uso de razón, todo se ha basado en tomar la desición "correcta", seguir ese camino indicado que está hecho para alcanzar el éxito. Nunca creí en el destino, es decir, me parece una grosería y una bofetada a tu propia proactividad el decir que todo está trazado y solo debes seguir un camino de migas de pan, como cuenta la fábula de Hansel y Gretel.
Me tomó años llegar a esa conclusión, no ha sido fácil darme cuenta que solo yo tengo el mando de mi vida. Tranquilidad, serenidad, calma.. Supongo que son cosas con que no cuentas siempre cuando eres un ser que se equivoca y puede embarrarla de vez en cuando. Pero, lo importante es tener el mando y decidir que rumbo tomarás.
Hago toda esta reflexión porque me ha costado tomar ciertas decisiones con respecto a mi vida amorosa y personal. He dejado que otras personas -de alguna u otra forma- decidan por mí. Pero me doy cuenta que toda mi vida se ha basado en mis decisiones.. mi carrera, mi trabajo, con quién me acuesto, con quién me relaciono, a quién le regalo sonrisas y a donde me he dirigido a lo largo de estos 20 años. Es decir, las verdaderamente importantes. Entonces, quiere decir que lo he hecho bien. Siempre es bueno combatir lo malo con la realidad, a ver si es tan malo como pensamos.
La vida es una jodida decisión, y es bueno asumirlo e interiorizarlo. Es más, hasta disfrutarlo. Decidir puede significar acertar o equivocarse. Y, ahí esta lo divertido.. No saber que puede pasar. Entonces, simplemente.. decide. Tú.
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